“Caminando no hay camino, se hace camino al andar” dijo Antonio Machado, y nada más acertado.
Este primer año en la escuela para mí ha sido todo un descubrimiento.
Es el primer año en el que he podido compartir mi experiencia con actores y actrices, la primera vez que me he enfrentado, con muchísimo respeto, a dirigir una obra de teatro.
He de reconocer que antes de afrontar estos proyectos había cierto respeto. Pero como todo en esta vida, tras un primer paso, y un segundo, con el tercero ya comienzas a coger ritmo.
Tras más de veinte años en una profesión que me llena el alma, mucha es la experiencia que puedo aportar a esa sangre nueva que llega con toda su ilusión, su ímpetu y sus ganas. Y precisamente tantos años subido a las tablas, o entre sets de rodajes, te dan a entender que lo que te enseñan cuando estudias esta carrera está muy bien. Pero si a esa enseñanza, le añades lo que nadie te enseña, y que vas aprendiendo con los años, eso ya es otro nivel.
Precisamente eso hacemos en el Master de interpretación de MBT.
Tras este primer año puedo decir con mucho orgullo que la labor la hemos cumplido superando nuestras expectativas.
Echar la mirada atrás y recordar como comenzaron l@s alumnos y la evolución que han tenido todos ellos, me llena de orgullo personalmente.
Muchas veces, cuando estamos estudiando una materia en la que, sobre todo, nos tenemos que basar en sensaciones, en seguir nuestra intuición, no somos conscientes de ese avance. Pero cuando llega el momento de poner todo nuestro talento en marcha, ahí es cuando nos damos cuenta del poso que ha dejado esa enseñanza en nosotros.
A medida que avanzaba el curso, y a la hora de elegir la obra de teatro que íbamos a montar, decidí que la obra que íbamos a representar iba a ser “Bodas de Sangre” de Federico García Lorca.
Personalmente creo que es una obra muy compleja de hacer, con una cantidad ingente de matices que mostrar al público. Una obra para la que es necesario abrirse en canal como artista. Me gustan los retos y teníamos talento para representarla de una manera brillante.
Ha sido muy emocionante ver como cada personaje iba creciendo, iba tomando cuerpo y alma en cada uno de los ensayos. Y a la hora de afrontar los pases que fuimos realizando en junio, más emocionante todavía. Llegando a sentir más nervios que si me subiese yo al escenario. Porque ahí, nuestros artistas, nuestros “niñ@s” ya debían volar solos. ¡Y qué alto volaron!
Solo puedo decir que me siento muy orgulloso de lo que he podido aportar a sus carreras y agradecer lo que ell@s han aportado a la mía.
Óscar Reyes